Armando Romero
Óleo sobre tela
180 x 150 cm.
2018
En este cuadro Armando Romero explora las potencias plásticas de la narrativa dantesca. El infierno, como la primera parte de la Divina Comedia, ofrece un recorrido nutrido por el imaginario simbólico del Bosco. Estamos ante un políptico que integra guiños de El jardín de las delicias o de Las tentaciones de San Antonio. Nos encontramos un infierno ecléctico, donde nos inclinamos hacia la derecha del tríptico del Bosco, que desciende en el cono de los pecados y la tortura. Otras imágenes narran su propia historia: un escultor permanece en una de las predelas centrales, podría ser el padre del artista (Armando Amaya, 1935-2017), que era escultor y murió un año antes de la fecha del cuadro.
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